Por Beatriz Tapia, profesora en Escuela iONA
Para poder hablaros de pigmentos y por si acaso no lo sabías, es necesario que te refresque la memoria sobre lo que es pintura.
Pintura, el material, esta compuesto de mínimo dos elementos fundamentales: Uno es la sustancia que aporta color, es decir, los pigmentos; y el otro, la sustancia que aglutina y une esas partículas de pigmento que se denomina aglutinante.
Los pigmentos pueden ser utilizado para fabricar cualquier técnica pero lo que diferencia un tipo de pintura u otra es el tipo de aglutinante usado y así obtenemos los diferentes materiales pictóricos que muchos ya conocéis (óleo, acrílicos, pastel, acuarelas…)
Tras esta premisa nos centraremos en la parte que aporta color; los pigmentos.
Hoy en día no debemos preocuparnos demasiado en fabricar nuestro tipo de pintura puesto que la industria ya lo hace por nosotros. Podemos encontrar una gran cantidad de técnicas disponibles en las que podemos utilizar tanto un color azul cobalto en el tipo de pintura que queramos. Sin embargo, antiguamente estas extracciones pigmentos y su posterior fabricación de las pinturas era un proceso más artesanal y dificultoso, por ello, dependiendo de la naturaleza o la dificultad de extraer esos pigmentos se tenían unos costes más altos o más bajos. De hecho Hoy en día podemos verlo también al ver que un amarillo de cadmio cuesta más que un blanco de titanio.
Pues bien, a lo largo de la historia esto ha sido incluso más significativo ya que los colores extraídos de minerales o animales cuyo color, además de bello, era difícil de conseguir, estaban reservados para las representaciones consideradas más importantes en el momento.
Por ejemplo, algunos pigmentos han sido extremadamente valiosos y se han utilizado en obras de arte y representaciones de gran importancia y solamente estaban reservados a las figuras más importantes, ningún artesano ni pintor podría usarlos para pintar representaciones de menor categoría.
El púrpura de tiro, es un pigmento obtenido de un molusco marino que era muy apreciado en la antigüedad especialmente en la cultura fenicia. Su color púrpura intenso estaba reservado para la realeza y la nobleza simbolizando el poder y el estatus social.
El azul egipcio, también conocido como silicato de cobre y calcio o cuprorivaíta, fue uno de los primeros colores sintéticos utilizados en el Antiguo Egipto. Se empleaba en tumbas y templos y estaba asociado con la inmortalidad y la divinidad.
El rojo cinabrio, o quizá te suene más bermellón, se obtenía a partir del sulfuro de mercurio y azufre. En este caso este pigmento era utilizado como decoración de objetos de lujo. Su uso estaba a menudo reservado para obras religiosas y ceremoniales.
Azul lapislázuli (ultramar natural para los amigos), este pigmento azul extraído de la piedra preciosa azurita que le otorga el nombre, era extremadamente costoso y se utilizaba en obras maestras del Renacimiento. Se reservaba para retratos y representaciones religiosas simbolizando la riqueza y la importancia del sujeto. Es considerado el color más caro de la historia.
El oro, aunque no es un pigmento propiamente dicho, se utilizaba en la pintura y la iluminación de manuscritos, su uso estaba reservado para obras sagradas y de gran valor reflejando la riqueza y la divinidad.
Estos pigmentos no solo eran valorados por su belleza sino también por el significado cultural y social que llevaban consigo. Era importante resaltar, a través del color, el valor que esa representación acogía y en muchos casos como ofrenda o símbolo de devoción religiosa al representar elementos de carácter sacro con pigmentos de coste más elevados.
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