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SEPTIEMBRE. Horizontes en los campos de Joaquín Vaquero y José Naranjo.

Arrancamos el curso con nuevos artistas de referencia para aprender técnicas, recursos y procesos creativos diferentes ¡allá vamos!


Y nuestro primer artista eeeesss... José Naranjo! Peeero, no solo eso. Si no que en este mes hemos hecho una comparativa de dos artistas que tienen una forma muy diferente de representar el paisaje. El otro artista eeeeess... Joaquín Vaquero!


Pero empecemos por partes, que es e primer mes del curso y no queremos abrumaros.


¿Alguna vez has visto cómo un río crecido transforma un campo y lo convierte en algo nuevo durante unos días, hasta que vuelve a desaparecer? Esa fugacidad es la que atrapa a José Naranjo Ferrari, pintor sevillano de 1981 y profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla. Sus cuadros no buscan retratar el paisaje tal cual, sino detenerse en lo que dura un suspiro. Su concepto de “paisajes efímeros” juega con la idea de que la naturaleza es cambio constante: hoy el agua inunda, mañana el terreno vuelve a ser campo, y el paisaje está en continuo cambio.



Lo interesante de este artista es cómo representa eso a través de la pintura. Uno de sus rasgos más característicos es el uso del pan de plata, un material brillante que refleja la luz y hace que la obra cambie según el punto de vista o incluso la hora del día. Ese efecto no es solo estético, es casi conceptual: el cuadro también se transforma, nunca es del todo igual, igual que los paisajes que retrata. A esto se suma una paleta cromática muy reducida pero potente, con pocos colores que concentran la atención en lo representado, con un toque minimalista, casi abstracto, que tiene una fuerza enorme.


La luz que coloca en sus piezas tiene un papel clave. Como veis, no se trata de la luz amable de un atardecer, sino de una luz que corta, nublada y poética. El resultado son obras que generan una sensación de calma y contemplación.


Por otro lado, y un poco en contraposición, tenemos al otro artista del mes, Joaquín Vaquero, un artista asturiano que estudió arquitectura en Madrid y desarrolló gran parte de su carrera entre España e Italia. También fue profesor en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.


Vaquero, arquitecto también, buscó romper las barreras entre disciplinas y fue pionero en España en la idea de la integración de las artes: en sus proyectos, la arquitectura nunca iba sola, siempre estaba acompañada de pintura, escultura o diseño. de esta manera se propuso como objetivo dignificar los espacios de la vida moderna, incluso los industriales, demostrando que un lugar funcional podía ser también un lugar bello y emocionante.



A pesar de tener intereses comunes hacia la representación del paisaje, los resultados de estos dos artistas no tienen nada que ver. La serie que realizó Vaquero sobre los campos de Castilla, con su meseta, sus horizontes amplios, sus cielos visibles, fue para él un espacio para la contemplación. Le servía para explorar formas, para jugar con líneas horizontales y verticales, con bandas de terreno, con cómo la luz y la sombra dividen el espacio... Empezó pintando paisajes reconocibles, con rasgos claros del terreno (campos, caminos, campos llaneados, cielos y nubes de Castilla), y poco a poco esos paisajes se fueron “ esencializando ”, transformándose hacia geometrías, bandas de color, cielos menos definidos, formas más abstractas de colores ocres y pardos mayormente.


Lo que nuestro alumnado ha aprendido con estos artistas, es la síntesis aplicada al paisaje, la colocación de la línea de horizonte dando más o menos importancia a la parte superior o inferior de nuestras representaciones y el empleo de una gama de colores que, aunque reducida, nos ha permitido jugar con la profundidad.






y a vosotr@s, ¿qué os ha parecido?

 
 
 

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