Por Lucía Ares, profesora en Escuela iONA
Hace poquito os hablaba del bodegón como género a tener en cuenta, y es que es un tema que tiene mucho más jugo del que parece a simple vista. Hay una rama perteneciente al mundo de los bodegones, que resulta especialmente interesante por el simbolismo que esconde: la vanitas. Vanitas , "vanidad" en latín, es un subgénero en el que el artista alude a la fugacidad de la vida, a la fragilidad de ésta, al paso irremediable del tiempo, a la importancia del alma imperecedera frente al valor caduco de lo terrenal, valores de los ideales cristianos con fines moralizantes, recordatorios de una muerte cercana e inevitable. En la vanitas, los objetos representados tienen cualidades metafóricas, envían mensajes al espectador. A menudo nos encontramos con frutas ya maduras, cerca de la putrefacción, relojes, libros, manuscritos, etc. En muchas otras ocasiones observamos recursos más directos como las calaveras o los esqueletos. Las vanitas son un tema tratado desde tiempos muy antiguos, tales como la antigua Grecia o durante el auge del imperio romano, pero fue en el Barroco cuando el tema caló con mayor intensidad, comenzando por Los Países Bajos hacia el siglo XVII y expandiéndose hacia el sur de Europa.
Vanitas de Juan Valdés Leal (1622-1690), uno de los máximos exponentes del Barroco español
Jeroglífico de las postrimerías, de Juan Valdés Leal (1672)
También hay muchos detalles del concepto vanitas en pinturas tan populares como El jardín de las Delicias del Bosco. En este popular tríptico podemos observar detalles de frutas, como alusión al placer erótico y a un sinfín de personajes sucumbiendo a los placeres terrenales, a la perversión, a la lujuria, y como consecuencia, terminando inevitablemente en el infierno tal y como se muestra en la última pieza del tríptico.
Fragmento de la pieza central de El jardín de las delicias, El Bosco (1503-1515). La fruta como alegoría del pecado
Algunas vanitas se convirtieron en pura inspiración para artistas posteriores, tal y como veremos a continuación con esta obra de Rembrandt.
Primera imagen: Buey desollado de Rembrandt (1655).
Segunda y tercera imagen: versiones de Chaim Soutine (1925 y 1926)
Tercera imagen: Versión de Marc Chagall (1947)
Cuarta imagen: Figura con carne, de Francis Bacon (1954)
Maria van Oosterwijck, una de las pocas mujeres que logró hacerse con un lugar destacado como pintora en el siglo de oro neerlandés.
En la parte superior del libro de esta vanitas de Pieter Claesz podemos leer "Memento Mori" (Recuerdas que morirás), mensaje moralizante claro y conciso. Esqueletos, objetos adquiridos en una una vida fugaz que no tendrán relevancia alguna cuando llegue el juicio final.
Paul Cézanne (1901), precursor del cubismo, y maestro de los bodegones, realizó varios óleos inspirados en este temática en los años más próximos a su muerte. Pura casualidad o quizá una reflexión sobre el final de su propia vida.
Castro Prieto. Naturaleza muerta con cráneo, frutas y hortensias, 2017.
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