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Manga: El origen

Por Jesús Contreras, profesor en Escuela iONA



Durante años, el género del manga (cómic japonés) se ha ido extendiendo por todo el mundo jugando un papel de enorme importancia en la identidad cultural de Japón. Estas obras narrativas ilustradas varían en estilo y género, pudiendo ser disfrutado por lectores de todas las edades. El manga constituye una parte sustancial de la economía de Japón y, con fanáticos repartidos por todo el mundo, sigue siendo una importante exportación cultural. Sin embargo, lo que muchas personas pueden no saber es cuan atrás se remontan los orígenes de este fenómeno global. Si bien no hay una fecha exacta que marque el comienzo del manga, muchos historiadores han hecho referencia a algunos ejemplos y fechas clave que creen que influyeron en lo que hoy conocemos como manga.

Reconocido como uno de los primeros y más antiguos dibujos de manga, The Scrolls of Frolicking Animals (Chōjū-jinbutsu-giga) es una colección de pergaminos de imágenes que datan del siglo XII. Los rollos de Chōjū-giga constituyen una forma temprana de sátira y representan escenas cómicas entre animales del bosque parecidos a humanos, como conejos, monos y ranas. Estos dibujos se crearon utilizando un estilo de dibujo monocromático lineal, similar al manga moderno, y presentan expresiones faciales vívidas, técnicas visuales desarrolladas con el fin de simular el movimiento, así como muestras tempranas de bocadillos de diálogo. Muchos de estos métodos todavía se utilizan actualmente en la creación de manga, por lo que es fácil ver cómo estas prácticas se han ido transmitiendo y evolucionado a lo largo del tiempo.




Tras la reclusión de Japón entre las décadas de 1630 y 1853, el país experimentó un período de rápido crecimiento económico. Fue durante este tiempo de aislamiento que se fomentaron muchos aspectos únicos de la cultura japonesa, incluida la forma de arte de ukiyo-e. Ukiyo-e es el término que designa a un estilo y género de arte japonés de pintura de grabados en madera. Estos grabados a menudo representaban a la gente común y eran muy populares entre la clase de comerciantes ricos. Ukiyo-e fue clave para desarrollar tendencias artísticas únicas y, al igual que el manga actual, sirvió como una forma de promover el patrimonio cultural de Japón en Occidente.




Poco después, una vez que Japón se abrió al comercio internacional, comenzaron a circular los primeros periódicos como respuesta a la llegada de extranjeros al país. Una de estas publicaciones, Japan Punch, una revista y diario cómico-satírico, se creó para burlarse de los occidentales locales y sus dificultades para establecer relaciones comerciales con los japoneses. Japan Punch fue ilustrado y publicado por un caricaturista inglés y se considera uno de los prototipos de las futuras caricaturas políticas japonesas. De hecho, las caricaturas satíricas tuvieron una influencia considerable en los escritores y artistas de la época, quienes utilizaron el mismo tipo de medios para criticar al gobierno japonés.




Otra forma destacada de literatura ilustrada durante el período Edo (1603 a 1868) fue kusa-zōshi. Estas publicaciones estaban escritas en japonés conversacional y presentaban grandes ilustraciones que representaban varios temas basados en los diferentes géneros. Kusa-zōshi poseía gran variedad de subcategorías, como aka-hon, kuro-hon, aohon y kibyōshi, cada una caracterizada por el color de las encuadernaciones de sus libros. Por ejemplo, los Kuro-hon, o "libros negros", cubrían temas como venganza, lealtad e historias marciales, mientras que los Ao-hon, o "libros azules", exploraban dramas de teatros populares y se dividían a su vez en dos categorías: una dirigida a personas más jóvenes y menos formadas, mientras que la otra atendía a adultos más cultos.

Los kibyōshi, o "libros amarillos", fueron los géneros kusa-zōshi más populares y se cree que son los primeros cómics en Japón escritos para adultos, especialmente para el público culto urbano, con el único propósito de entretener a sus lectores. Estas novelas ilustradas generalmente se imprimían en volúmenes de diez páginas y reflejaban aspectos de la sociedad contemporánea. Se considera que los Kibyōshi son los predecesores cercanos del manga, específicamente debido al estilo de las imágenes enmarcadas, y otras características como el uso de bocadillos de diálogo.

Los primeros Aka-hon, o "libros rojos", eran folletos ilustrados hechos con técnicas de bloques de madera. Se consideran la forma más antigua de cómics impresos en madera y representan historias infantiles, cuentos de hadas y folclore, por lo que fueron especialmente populares entre los niños. Sin embargo, el término aka-hon también puede referirse a libros de cuentos ilustrados populares de la posguerra. Estos libros rojos se imprimieron a bajo precio y estuvieron muy influenciados por los medios extranjeros de finales de la década de 1940. De hecho, una de sus características definitorias era un total desprecio por los derechos de autor y, a menudo, basaban sus historias en personajes estadounidenses ya establecidos. No es difícil creer que este tipo de libro ilustrado se volvería muy popular, dado que Japón se encontró bajo la ocupación estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial.





En los años posteriores a la ocupación, los artistas japoneses desarrollaron su propio estilo único, que publicaron en periódicos y revistas hasta que se les comenzaron a otorgar sus propias series de cómics semanales o mensuales. Revistas mensuales como Garo presentaron manga de vanguardia y llegaron a tener una gran influencia en el negocio del manga y la sociedad japonesa. A diferencia de publicaciones anteriores, nunca estableció un tema fijo, sino que exploró una variedad de temas y experimentó con numerosos estilos artísticos. Fue durante este período que se estableció una gran cantidad de lectores de manga y, a su vez, también se produjo un gran impulso de marketing para el manga. Los cómics se volvieron cada vez más diversos y se desarrollaron de acuerdo con el perfil del lector. Se crearon mangas específicamente para niños y variaba en categorías según los grupos de edad.

Para 1955, se habrían multiplicado enormemente las ediciones y se desarrollarían librerías de cómics por todo el país. A pesar de que el mercado del manga ya se encuentra en auge, seguiría siendo criticado por ser considerado infantil. Dos años más tarde, nuevos estilos enfocados en reflejar realidades más oscuras fueron emergiendo, dirigidos al público de jóvenes adultos.

El mundo del manga continuó diversificándose, alcanzando su apogeo a finales del siglo XX. Fue durante las décadas de los 80 y 90, después del auge económico de Japón, que el manga se convirtió en la colosal industria que es hoy, gracias a su difusión masiva. Los temas y estilos son particularmente variados, mientras que los precios siguen siendo muy modestos.




En esta edad de oro del manga algunas de las series más exitosas se apoderaron del mundo, gracias también a que comúnmente estas eran adaptadas a dibujos animados (conocidos como anime), como fue el caso de obras como Akira, Dragon Ball o las películas animadas del famoso Hayao Myazaki, incluyendo la princesa Mononoke y Mi vecino Totoro.




Hoy en día, el manga japonés continúa teniendo un impacto artístico considerable en los dibujantes de cómics a nivel internacional, y ha ido tan lejos como para influir en aspectos de la cultura social, no solo en el sudeste asiático sino también en muchos países de occidente. Es claro ver cómo el manga no es solo un producto de nuestra era moderna, sino la asimilación de viejas tradiciones y fuerzas extranjeras. Sin embargo, sigue siendo un misterio cómo la economía actual del manga seguirá influyendo en el mundo del cómic en los años venideros.

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