En esta segunda semana deberíamos nombrarla como "la semana del secretismo".
Os explicamos por qué.
Hemos avanzado un poquito más en el contexto histórico, torno al siglo XVI aproximadamente, y hemos conocido las primeras representaciones de mujeres artistas, aunque de una forma oculta y misteriosa ya que en esta época la profesión de pintora no existía, de hecho, a las mujeres no se les estaba permitido dedicarse a ello profesionalmente. Injusto ¿verdad?
Pero que no cunda el pánico porque estas mujeres artistas no se quedaron de brazos cruzados y comenzaron a ingeniárselas para poder vender sus obras. ¿Cómo? Para que no se supiese que esos cuadros estaban realizados por ellas, decidieron ocultar su identidad y arreglárselas para firmar de alguna manera en sus propias pinturas sin ser descubiertas y que sus obras fuesen aceptadas por la sociedad. Algunas de estas artimañas fue firmar bajo pseudónimos masculinos o difusos, es decir, firmar con un nombre falso o poniendo solo el apellido, como hacía Laura Herford. O encontraron la forma de firmar sin utilizar la típica y tradicional firma escrita, es decir, añadían a sus pinturas la representación de objetos personales de la propia artista o incluso se llegaron a realizar algunos autorretratos en miniatura sobre los elementos brillantes a modo de reflejo como hacía Clara Peeters. Quién sabe, quizá los selfies tienen su origen aquí ¿no?
Hablamos de artistas como Sofonisba Anguisola, Clara Peeters, Margaret Keane o Laura Herforf, entre otras, como los ejemplos más destacados de los primeros pasos de la mujer como artista en la historia.
Para empezar, ya os habíamos dicho que a esta semana se le podría denominar como la semana del secretismo o del misterio, y es que la creatividad de esta semana lo enfocamos a aplicar ese ingenio en cada una de las actividades.
Lo primero que han hecho nuestr@s alumn@s es pensar en un pseudónimo secreto con el que firmarán sus trabajos sin que el resto de compañeros (ni si quiera las propias profesoras) lo supiesen. Debían mantenerlo en secreto sin que los demás lo descubriesen durante toda la semana hasta que desvelásemos, o no, quién es quién.
La actividad tridimensional donde, a parte de pasarlo en grande y pringarnos muchísimo, los alumnos elaboraron un facsímil del objeto más representativo de Clara Peeters, un cuchillo de plata con la inscripción de su nombre que después forramos con papel de plata y decoramos a nuestro gusto. ¡Muchos se animaron casi con la cubertería entera!
Y como de bodegones misteriosos va la cosa, nuestro mural de la semana consistió en la realización de un bodegón gigante donde los alumnos escondieron mensajes y objetos ocultos en él, el secretismo y la identidad oculta de nuestr@s pequeñ@s artistas sigue aun por descubrir.
Y como actividad técnica de la semana, hemos realizado unos bodegones coloristas y actuales porque los elementos que aparecen en un bodegón suelen ir acorde con la época y la evolución de los objetos cotidianos de la sociedad, en este caso ¿por qué no, unas patatas fritas, unas tazas de desayuno o unas latas de refresco?
Lo más misterioso de todo es de dónde sacan est@s chic@s tanta imaginación.
¡Qué pasada!
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