Por Lucía Ares, profesora en Escuela iONA
Aquí te va una reflexión personal, producto del tiempo libre. Este texto es totalmente improvisado, espontáneo y probablemente lo olvidarás en cuatro días y nadie te culpará por ello, pero prometo que te resultará entretenido.
Crear es una respuesta revolucionaria al carácter efímero de la vida. En un sistema en el que todo gira en torno al capital ($€)... ¿Para qué dedicar tanto tiempo a producir objetos u otras expresiones artísticas que muy probablemente no nos generarán una recompensa económica? Puede ser que crear sea una forma de reinventar nuestro propio mundo o de germinar uno sobre el que nosotros somos los directores y decidimos frente al sistema estructurado en el que vivimos atrapados a expensas de unas necesidades impuestas por otros? ( Sí, me he puesto dramática).
Hay quien piensa en el acto de crear como una forma de alargar la vida o extender un legado, o una huella que perdure más allá de lo que lo hará nuestra humana existencia. Hay quien crea por el mero placer de disfrutar del proceso, de generar todo un lenguaje o micromundo a partir de una idea, a veces muy afianzada, y otra veces cambiante, que evoluciona y se transforma con el paso del tiempo como se transforma la propia persona. De todas formas, crear o ser parte colaboradora de ese creación, como el espectador de una película o lector de un libro, conlleva la apertura de nuevas realidades, de un imaginario distinto y refrescante, o incluso produce la sensación de haber vivido otras vidas nunca vividas, además de abrir nuevas ventanas de opinión y controversia, pudiendo también plantearnos nuestros propios pensamientos. También hay quien crea porque siente que le proporciona paz.
Crear es algo tan antiguo como humano, (aunque no sólo los humanos crean, véase imagen 1). En ocasiones buscamos un porqué o el sentido a todo lo que hacemos, como buenos animales racionales que somos. Pero quizá el motivo no esté más allá que en el propio acto dinámico de hacer, del aprendizaje, del ensayo y el error, o quizá también reside en el reto o en la propia motivación de quien colecciona con el fin de terminar dicha colección para luego comenzar otra y continuar con ese espíritu de emprendimiento o "entrepreneur", como dirían los espíritus más snob.
Imagen 1. Relieve geométrico de arena realizado por el pez globo, artista acuático.
Aquí tienes el link del vídeo, por si dudas de la capacidad creadora y apolínea de este animal ---------> https://www.youtube.com/watch?v=VWFejqMCmBo
PD: Aunque te adelanto que el pez globo no duda sobre el porqué de su actividad creativa. Su objetivo es claro y no es otro que el de seducir con su dominio de la simetría.
Sea cual sea el motivo del impulso creador, mejor no darle muchas vueltas y dejarse llevar por el empuje de hacer por el hecho de hacer. Al fin y al cabo si la expresión artística ha existido desde nuestros inicios....por algo será. Quizá sea tan necesario como el comer.
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