Llega el mes más esperado por la mayoría de los alumn@s y con ella una actividad muy especial, a la que como ya imaginaréis hemos basado en un artista contemporáneo y su estilo aplicado a la felicitación navideña de este año.
Siempre hacemos hincapié en lo de no caer en lo común para este tipo de actividades especiales y siempre intentamos priorizar la creatividad dándole un giro a la idea, en este caso, de Navidad.
Para diciembre nos hemos inspirado en un artista sueco llamado Conrad Jon Godly, un artista contemporáneo de los más importantes en la actualidad que ha marcado un estilo diferente y propio de pintura realista. Pero en el caso de Godly, las imágenes plasmadas en sus cuadros son fruto de su imaginación y recuerdos de los paisajes y montañas que él ha visto y que le rodean en su ciudad residencial.
Sus intensos paseos con su perro Rascal por la naturaleza que le rodea le han servido para interiorizar un espíritu de la montaña que se ha apoderado de él. A través de los paisajes montañosos y nevados, Godly absorbe cada detalle, los visualiza y siente esa energía, esa idea casi a modo de meditación, para luego después, de memoria, poder plasmarlo en sus lienzos.
Lo interesante de sus pinturas no es solo el que represente la esencia de las montañas recurriendo a la imaginación sino la forma en cómo las representa. A medida que te acercas más y más a una de las pinturas de Godly, la pintura se transforma y te ofrece nuevas facetas, hasta que se desvanece en pinceladas poderosas. De ahí la fuerte tendencia a la abstracción en su obra.
Es verdaderamente impresionante saber que sus creaciones son un producto espiritual que se manifiesta abruptamente a través de pinceladas poderosas, cargadas de gestos y carga matérica. Esta precisión en el tratamiento gestual de sus pinceladas conecta con el dominio de la caligrafía japonesa, el “shodo” y la pintura zen. Ciertamente estas son disciplinas que le son muy cercanas a Godly ya que vive temporadas en Japón, y que él considera su segundo hogar.(1)
La paleta de Godly es extremadamente austera, sólo blanco, azul, negro y verde, con sólo estos cuatro colores consigue una espléndida gama de tonos intermedios que expresan perfectamente el carácter del tema.
La esencia de este tipo de obras, esa tranquilidad esa sensación zen que producen al verlas y las tonalizades azules de las montañas nevadas son las que hemos escogido para que nuestro@s alumn@s se inspiren, pierdan el miedo a pintar mediante trazos gruesos y capas de pintura densas. Una especie de liberación para despedir el año por todo lo alto, ¿no os parece?
Tanto impacto ha causado esta idea entre el alumnado que, como novedad, nuestros talleres adultos también han querido participar y hacer su pequeña muestra ¡y nos ha encantado!
Y con estos ejemplos, desde el equipo de la escuela os deseamos ¡FELICES FIESTAS!
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